Comienza por recordar que yo he creado este día; no es algo que ocurrió por casualidad. Recuerda que yo estoy presente contigo sea que estés consciente de mi Presencia o no. Si así lo crees, entonces comienza hablando conmigo sobre lo que sea que tengas en tu mente. Regocíjate en el hecho que yo te entiendo perfectamente y que sé exactamente lo que estás experimentando. Al continuar comunicándote conmigo, tu estado de ánimo mejorará gradualmente. La seguridad de mi maravillosa compañía puede infundir gozo en el día más gris de tu vida.
Porque lo has bendecido para siempre; lo llenaste de alegría con tu presencia.
—Salmo 21.6
… si la buscas como a la plata, como a un tesoro escondido.
—Proverbios 2.4 (NVI)